Efímero

Dos personas, indiferentes hacia el mundo y su alrededor, bajaron cogidos de la mano con una mirada profunda y una sonrisa resplandeciente. Ella no se cansaba de mirarlo y él tan sólo se preguntaba cómo era que no la había conocido antes. Era tarde y solo los iluminaba las luces de la calle, aunque sus ojos parecían luceros y parecían brillar con luz propia, así tal cual como una estrella.

Luego de caminar por más de veinte minutos, al fin, llegaron a un apartamento pequeño por el lado de Teusaquillo, era la herencia de una tía, todo se lo había dejado a Manuel, ya que era su sobrino favorito. En fin, Manuel saca las llaves sin apartar su mirada de Julia, algo menor para él, pero al fin y al cabo suya. Entran despacio, se dan un beso y suben usando el ascensor, ella no lo cree, es un hombre y realmente se siente enamorada, piensa que quizás él sea todo lo que ella estaba esperando.

Abren la puerta y Julia sin pensarlo rosa su mano en la entrepierna de Manuel, él con un gesto amable le dice que ahora no, que después, entonces Julia hace un gesto para que bailen, pero él con la misma amabilidad le dice que no, deben esperar. Todo va bien ¿acaso algo podría salir mal? Julia busca algo de tequila mientras Manuel busca uno de sus vinilos favorito: Kind Of Blue de Miles Davis. Es sin duda una madrugada perfecta, no llevan mucho como pareja, pero comparten muchos gustos, libros, música, baile, tragos y cómo negarlo, si en serio se aman. De repente, la botella que trae Julia entre sus manos cae el suelo sin previo aviso y así mismo cae ella, Manuel la alcanza a agarrar entre sus brazos, ella ya con sus ojos cerrados le sonríe, él le pide que le diga que tiene, no funciona, así que toma su pulso, pero este es cada vez más débil. Manuel la abraza y entre el llanto le implora que por favor no se vaya, es la primera vez que conoce la felicidad en su estado más bello y sabe que es la primera vez de ella también.

Ya es tarde, Julia no respira, no tiene pulso y se enfría, la vida de Julia se le resbaló a Manuel en sus manos y este no la quería dejar escapar, aún no, para él era muy pronto. No llamó a la ambulancia, tan sólo la rodeo contra su pecho y como pudo la levantó, y así, entre sus brazos cumplió su último deseo, bailar con él. El vinilo seguía sonando así que con la luz de la madrugada Manuel bailó por última vez con su amada, así hasta que cayó junto con ella al piso.

El levantamiento de cuerpos se hizo a las 6:00 p.m..Juntos como uno solo, así los encontraron, en el suelo con una botella de tequila rota y el vinilo de Miles Davis sonando, como si el destino lo hubiera dispuesto, como si al destino le gustara jugar de vez en cuando.