El encanto

Cumplía años un día de abril, se levantó como todos los días sin recordar que era su cumpleaños, para ella era un día más. Sus padres la levantaron con un ponqué y varias bombas. Ella les sonrío y les agradeció por todo, les dijo que los amaba mientras ellos en pocos minutos se retiraban de su cuarto. Salió de su casa en la mañana y el transcurso del día fue algo normal, sin embargo por la tarde ya sabía que era lo que debía hacer.

Entró a la primera peluquería que vio y pidió el favor de dejar su cabello lo más corto posible. Su cabello era de color castaño claro, así que también pidió dejarlo negro lo suficiente como para que combinara con el negro de sus ojos, seguido salió directo a la librería nacional y compro un libro al azar, sabía que no lo leería ese mismo día, pero hacía parte del plan.

Llevaba varios días cargando su dibujo favorito en su mochila, así que sin dudarlo se acerco a Acid Ink y pidió al artista plasmar en su piel aquel dibujo. Él le preguntó en dónde deseaba el tatuaje, ella sin dudarlo le dijo que en su antebrazo izquierdo. La sesión duró una hora, no era su primer tatuaje, pero sentía que nunca antes un tatuaje le había dolido tanto. Ellano sabía si era su significado o si era que aquello que plasmaba le había causado dolor ante. No sabía si la tinta había logrado tocar las fibras de su alma o si había logrado tocar sus recuerdos, definitivamente no sabía.

Cuando salió del lugar ya era de noche, la ciudad y sus luces le recordaban mil cosas, así que para huir de esos recuerdos decidió abrir el libro, ese mismo que había decidido no leer ese día. Curiosamente dentro de él había una carta, estaba escrita a mano y decía:


"Gracias, 

Para ti que siempre has confiado en mi. No sabes cuantas veces desee que los versos de este escrito fueran distintos, no sabes cuantas veces desee que estos versos fueran palabras y que esas palabras se convirtieran en actos. Tomaste lo mejor de mi y no hay reproches porque siempre fue lo que te quise dar y lo que te sigo dando así sea sólo en versos. De pronto en unos años yo crezca lo suficiente como para acercarme de nuevo a ti sin hacernos daño y hoy ya no sólo estoy orgulloso de ti sino de mi también".


La ciudad daba vueltas y las lágrimas al leer esta carta hacían borrosos los rostros de la gente. Ella sabía que todo era parte del plan. Tocar fondo es romper con el encant y ensí estaba claro que no todo lo que había hecho ese día podía ser en vano. Ella sabe la responsabilidad que trae el saber, porque cuando sabes y no haces nada al respecto el dolor es doble. Su respuesta a la carta era muy simple, con todo el amor del mundo subió a la terraza de su edifico y allá en el lugar más alto, donde la ciudad parece un grupo de luces más no de gente, ahí se dejó ir, pero no se dejó ir en cuerpo se dejó ir en alma. En ese instante logró darse cuenta de que todos los días despedimos a alguien de nuestras vidas y con cada una de ellas despedimos una parte de nosotros. En esta ocasión despedía no sólo una parte de ella sino todo lo que había sido antes, era el momento para empezar de nuevo. Dio una última mirada a la ciudad y le agradeció por haberla tocado con su luz, quizás fue la ciudad, quizás fue esa persona que despidió o quizás fue la perosa que solía ser.


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