Cosas que pasan

Marzo 28, ¿de qué año? Ya no importa. Ese día Francisco y yo prometimos amarnos en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte nos separara, pero ninguno de los dos pudo cumplir la promesa y no ella no fue la que nos separó.


De tantos consejos que escuche durante toda mi vida, el más escuchado siempre fue: "cásate con tu mejor amigo, esa es la fórmula mágica para un buen matrimonio". Resulta que, a pesar de, cumplir con la fórmula, una noche de septiembre, juntos en la cama, mientras el televisor todavía nos daba su luz con un programa que ninguno de los dos le prestaba ya atención. Sí, así sin drama, sin gritos y con una determinación en nuestras voces Federico y yo nos agarramos de la mano mientras yo le susurraba: "- Fede ya no somos felices ¿cierto?-" Fede con una mueca en su boca me hacía entender que era cierto, a pesar de tantos años de amistad y amor ya esto no era amor o al menos no se sentía como tal.

"-¿Y ahora Cami? ¿Qué sugieres?-" Me dijo Federico como si estuviera decidiendo en qué restaurante iríamos a almorzar el día siguiente. "- Pues, nada Fede, ¿qué dices lo intentamos?-" Dije con una sonrisa, quizás una muy falsa, llevaba semanas sin sonreir en esa casa. "-¿Intentar qué? Mira Camila nos conocemos lo suficiente como para saber que hemos cambiado y que esto ya no va para ningún lado, no hagas las cosas como siempre pensando en el qué dirá tu familia, tus amigos y el resto de sociedad. Ellos no van a vivir este matrimonio por ti-". Sabía que una respuesta así vendría, dolía un poco más saber que era cierta y que nunca la hubiese querido escuchar salir de sus labios. 

Abril 28, un mes antes de cumplir cinco años de casados y después de 25 años de amistad, estamos Fede y yo con nuestros abogados firmando lo que nos separaría legalmente de una vez por todas, al fin y al cabo era solo una formalidad, un papel que llaman; la verdad llevaba más de un año sintiéndolo ausente incluso cuando estaba a mi lado. "- Te pido un favor no le digas nada a mi mamá todavía y menos a mi hermana, yo me encargo de ellos luego ¿si?-le dije a Fede entre lagrimas, mientras él asentía". Pasan los meses y me alejo de todos y todo. Empezar a dejar de usar el anillo es mi primer paso y para no tener que afrontar a mis amigos me invento que estoy a reventar de trabajo además, en vez de salir con ellos empiezo a salir sola. Conozco gente nueva a la que por fin puedo decir sin pena y sin tener que dar explicaciones que soy separada, me preguntan siempre: ¿felizmente separada? Aún me cuesta responder esa pregunta.

Diciembre 24, ya casi un año y sobreviví sin tener que dar explicaciones de nada a nadie o bueno casi a nadie.Federico al parecer decidió irse de viaje y no comentar mucho al respecto lo cual ayudó bastante, debo aceptar. Sin embargo, hoy es una prueba de fuego. De todos los años juntos jamás estuvimos separados un 24 de diciembre y cada año turnábamos de familia o en ocasiones celebrábamos con las familias juntas. Este año era el turno de celebrar en con la mía y el terror me albergaba hasta los huesos ¿y si no voy? Mejor paso navidad sola en mi casa viendo películas, ¡qué buen plan! Me dije a mi misma sarcásticamente sabiendo que por más que me escondiera ya era hora de afrontarlo. 

No era el fin del mundo y al final ya estaba hecho, así que llego con los buñuelos y una natilla de coco a la puerta, respiro profundo y mi mamá me abre la puerta, feliz me abraza y me dice: "-que delicia que haya traído comida-". Ella deja la puerta abierta esperando el segundo invitado, mira a los lados en la calle y se da cuenta de que vengo sola. "-Maria Camila, ¿y Federico?-"Nos encerramos en su cuarto y después de varias lágrimas e intentos de justificar que no había sido culpa de ninguno de los dos mi mamá solo guarda silencio, yo sigo disculpándome y le explico que no estaba lista para afrontar las opiniones y la criticas de todos, simplemente estaba esperando el momento en el que me sintiera cómoda al respecto. Lo sé algo ilusorio, pero era lo que tenía en mente. ¿? ¿Me está escuchando? Mi mamá suelta una carcajada y me mira como con nobleza. "- ¿En serio pensó que su mamá no se iba a enterar nunca de algo así? Ay mijta, tranquila tú eres un ser humano, no estás hecha de palo ¿y adivina qué? Esas cosas pasan-".



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