Un escrito antiguo.



Un beso, una noche, caricias, sonrisas sin terminar

igual que los tragos en aquella alacena.

Miradas, sonrisas, el pasado, todo se esfuma;

una rosa que crees será el cambio.

¿Acaso siempre debemos sentir?

Una habitación casi vacía si no fuera por los momentos y llantos que esconde, un cuerpo disfrutando de la compañía de estar solo, no siendo el único por supuesto, de nuevo otro avión, pasos y más pasos, estruendos, escaleras sonando, alguien escribe en esta noche anaranjada, brilla y no deja de sorprender semejante silueta.


Despampanante hermosura, delicadeza, sexo, una sola noche

¿Acaso sólo un día te puede cambiar?


Ladridos, quizás maullidos, aviones pasando, paseos de nadie, tropiezos de ninguno, tristezas de todos.


Rompes una hoja, tachas el camino de tu vida, escribes sin ver las letras, ni siquiera en tu mente.

Es un afán constante, un cielo sin estrellas o quizás solo un cielo, cada vez más claro en lo oscuro.

Una bella compañía fumando un buen cigarrillo, ella te hace olvidar el resto como un pensamiento efímero; una noche anaranjada y un avión pasando.

Insomnio total, el tic tac del reloj hace más vacía la noche, más pasos, la suavidad de su piel definitivamente recuerda mi deseo por él; una canción en la mente, un piano sonando y en la habitación tan sólo el rastro de su

voz, su hermosa voz.

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